Junto con los clicks -más pequeños-, surgieron como consecuencia de la brutal subida del petróleo de los 70 (.y del plástico) y de repente descubrimos que nos encantaban las miniaturas aunque tuvieran manos de cazo y careto de vecino raro. Ahora son piezas de coleccionista y los cuarentones pensamos en ellos todos los días en algún momento del curro.
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